domingo, 15 de agosto de 2010

EL CAJERO AUTOMATICO




En la primavera de 1965, el británico John Sheperd-Barron inventó el primer cajero automático, considerado el precursor de los cajeros actuales.
Todo comenzó de manera casual. Él y su esposa Caroline vivían en el campo, pero su banco estaba en Londres, por lo que él debía cambiar sus cheques en la sucursal local. Los sábados sacaba dinero para el fin de semana; la oficina abría de 9:30 a 12:30. Un día, John llegó a las 12:31 y ya no pudo cambiar su cheque.
Esa noche, mientras estaba en la tina del baño, pensó que debía haber alguna manera de tener acceso a su dinero a cualquier hora. Luego recordó las máquinas que vendían chocolates: se insertaba una moneda de un penique en una ranura, se jalaba una palanca y se abría un cajón en el que aparecía una barra de chocolate.
Imaginó una máquina similar, que en vez de chocolates tuviera dinero. Los fajos de billetes aparecerían en el cajón una vez que la máquina leyera un cheque.
En ese entonces no existían las tarjetas bancarias de plástico y usar cheques era algo lógico porque podían incluir elementos de seguridad, así como un método para identificar automáticamente al usuario.
Cada cliente tendría que memorizar su propio número de identificación. A Sheperd-Barron se le ocurrió la idea cuando se dio cuenta de que podía recordar los seis dígitos de su registro militar.
A la mañana siguiente decidió probar la idea con su esposa Caroline. En la mesa de la cocina, ella le dijo que sólo podía recordar cuatro dígitos y así nació el Número de Identificación Personal o NIP de 4 dígitos, que se convirtió en un estándar mundial.
.Un viernes Sheperd-Barron acudió a una comida de negocios de Security Express, su otro trabajo. Se reunió con la gente de Barclays, entonces el cuarto banco más grande del mundo, al que le transportaban su dinero para cerca de 2,000 sucursales.
Al segundo martini le pidió a su invitado, Harold Darvill, que le diera 90 segundos para explicarle su nueva idea. A los 85 segundos, el Director Ejecutivo de Barclays se mostró convencido; le dijo que si podía hacerla, compraba la máquina.
Al lunes siguiente, el Banco Barclays firmó un contrato con John Sheperd-Barron para desarrollar un prototipo del cajero automático, instalar las primeras seis máquinas y posteriormente surtir cinco pedidos de 50 cajeros automáticos cada uno.
Por increíble que parezca, la idea que surgió un sábado en la noche en la tina se había convertido en una realidad nueve días después, tras ese primer contrato con uno de los bancos más importantes del mundo.
El inventor reunió a su equipo, contrató más gente y se puso a trabajar en el prototipo de su cajero automático, que estuvo listo dos años después.
El primer cajero automático del mundo, inventado por John Sheperd-Barron de la firma británica De La Rue, fue instalado en una sucursal del Banco Barclays en la calle Enfield, al Norte de Londres, e inaugurado el 27 de junio de 1967.