Epicuro (griego: Vivió
aproximadamente 341 a. C. - Atenas) fue un filósofo griego, fundador de la
escuela que lleva su nombre (epicureísmo). Los aspectos más destacados de su
doctrina son el hedonismo racional y
el atomismo.
Defendió una doctrina
basada en la búsqueda del placer, la cual debería ser dirigida por la
prudencia. Se manifestó en contra del destino, de la necesidad y del recurrente
sentido griego de fatalidad. La naturaleza, según Epicuro, está regida por el
azar, entendido como ausencia de causalidad. Sólo así es posible la libertad,
sin la cual el hedonismo no tiene motivo de ser. Criticó los mitos religiosos,
los cuales, según él, no hacían sino amargar la vida de los hombres. El fin de
la vida humana es procurar el placer y evadir el dolor, pero siempre de una
manera racional, evitando los excesos, pues estos provocan un posterior
sufrimiento. Los placeres del espíritu son superiores a los del cuerpo, y ambos
deben satisfacerse con inteligencia, procurando llegar a un estado de bienestar
corporal y espiritual al que llamaba ataraxia. Criticaba tanto el desenfreno
como la renuncia a los placeres de la carne, arguyendo que debería buscarse un
término medio, y que los goces carnales deberían satisfacerse siempre y cuando
no conllevaran un dolor en el futuro. La filosofía epicureísta afirma que la
filosofía debe ser un instrumento al servicio de la vida de los hombres, y que
el conocimiento por sí mismo no tiene ninguna utilidad si no se emplea en la
búsqueda de la felicidad.